Cuando se comienza a sentir ardor y enrojecimiento constante en los ojos, sumado a una sensibilidad a la luz y a una visión ocasionalmente borrosa, puede que se deba a que están resecos.
El síndrome de ojos secos provoca estos síntomas debido a que se presenta cuando nuestro cuerpo no es capaz de generar suficientes lágrimas, las cuales usualmente se encargan de mantener al ojo humectado y limpio de bacterias.
Así lo explica la enciclopedia médica MedlinePlus, que agrega que todas las personas pueden tener esta patología, incluso aquellas que no tengan problemas a la vista, aunque sí hay ciertos grupos de la población que podrían tener más riesgo de padecerla.
Uno de los principales factores de riesgo es la edad: se vuelve más común a medida que envejecemos.
Esto sería aún más usual en el caso de las mujeres, acota la Asociación Americana de Oftalmología (AAO, por su nombre en inglés), debido a que los cambios hormonales por la menopausia pueden afectar la humectación de los ojos.
Otras causas que podrían ocasionar ojos secos son:
-Enfermedades autoinmunes, como el lupus y la artritis reumatoide.
-El tabaquismo, o verse muy expuesto a humo.
-Trabajar en un ambiente seco (por ejemplo, donde se use mucho aire acondicionado).
-Exposición frecuente al sol.
-Medicamentos, entre los que se cuentan aquellos usados para combatir el resfriado, alergias, dolor, presión alta, ansiedad e insomnio.
-Cirugías al ojo.
Consejos para aliviar la sequedad
Si crees que podrías estar siendo afectado por este síndrome, lo primero que te recomendamos hacer es acudir a un oftalmólogo para que evalúe tu caso.
Puede que el doctor te indique usar lágrimas artificiales para aliviar la sequedad. Éstas se utilizan entre 2 y 4 veces al día, indica MedlinePlus, y si bien pueden comprarse en las farmacias sin receta médica, es aconsejable consultar con un profesional antes que automedicarse.
Además, hay otras medidas que puedes tomar en tu día a día para evitar la sequedad. Por ejemplo, puedes dejar de fumar (si es que lo haces) y evitar que el humo de cigarros o de otras fuentes te llegue directamente, así como evadir el viento y el aire acondicionado.
Si en tu hogar hace mucho calor (incluso en invierno, cuando se suelen utilizar calefactores), es probable que el ambiente esté muy seco y eso afecte tus ojos. Para aliviar ese efecto, puedes tomar medidas que permitan mantener la humedad, como tener un humidificador en tu casa o poner a hervir agua en una olla.
También puedes tratar de disminuir el consumo de medicamentos para el resfrío, alergia y otros trastornos que mencionamos más arriba, si tu condición lo permite.
Para las condiciones más graves, existen gafas y lentes de contacto especiales que ayudan a conservar la humedad en los ojos.
Por otra parte, igualmente te puede ayudar el tratar de parpadear más a menudo y descansar la vista cada cierto rato.