Con el término del primer semestre, llegan las vacaciones de invierno, período que requiere de planificación anticipada para quienes tienen niños menores de 14 años.
Muchos padres deciden tomarse vacaciones junto a sus hijos para poder pasar más tiempo juntos y así fortalecer los lazos familiares. Pero también está el caso de aquellos que no tienen quién cuide a los niños en este periodo, por lo que se vuelve necesario que al menos uno de los progenitores se quede con ellos en el hogar; en especial cuando se trata de los más pequeños.
Para facilitar estas labores de cuidado es que a inicios de año entró en vigencia la Ley de conciliación de la vida personal, familiar y laboral. Entre otras ventajas, establece preferencia para que los cuidadores tomen sus vacaciones junto a las de sus hijos, de acuerdo a un dictamen emitido por la Dirección del Trabajo (DT).
“Las y los trabajadores que tengan a su cuidado a un niño o niña menor de 14 años, o un adolescente menor de 18 años con una discapacidad, tendrán derecho a solicitar el feriado legal durante el periodo de vacaciones establecido por el Ministerio de Educación, debiendo analizar su solicitud en forma preferente a aquellas personas sin estas responsabilidades”, indica la normativa, según informa la Senadis.
Asimismo, reconoce el derecho a pedir ajustes al sistema de turnos, en el sentido de “solicitar que se modifiquen transitoriamente turnos o la distribución de la jornada diaria y semanal, para conciliar el trabajo con las necesidades de cuidado durante dichos periodos”.
Para acreditar la labor de cuidador, los trabajadores deberán presentar certificado de nacimiento del niño o niña; inscripción en el Registro Nacional de Discapacidad; o registro de cuidador de una persona en situación de dependencia o severa.
Cuidado de niños en vacaciones: ¿reparto desigual de labores?
La legislación puede contribuir a facilitar la labor de cuidado de estos padres en el aspecto legal y laboral. Sin embargo, es mucho más difícil eliminar los estereotipos y prejuicios sociales que puedan estar afectando de manera desigual a uno de los progenitores.
Así lo indica Carolina Pérez Ríos, psicóloga y consultora en temas de género de la Gerencia Cuidado y Desarrollo del IST (Instituto de Seguridad del Trabajo), quien apunta que “pareciera ser que todavía no hay una cultura de repartir las tareas del hogar de manera equitativa y empezar a trabajar en la corresponsabilidad. No porque la mamá trabaje en forma no remunerada, por ejemplo, dedicándose a las labores de dueña de casa y de crianza, quiere decir que durante las vacaciones vaya a seguir la misma dinámica”.
«Que sea un trabajo no remunerado no significa que no va a estar cansada, o sea, el trabajo de crianza, las labores de la casa es un trabajo que no paga y que no tiene horario. Entonces, la persona que está sosteniendo eso podría estar muchísimo más cansada”, dice, añadiendo que esta persona puede ser hombre o mujer, aunque tradicionalmente dicho rol suele recaer en las mujeres.
En ese sentido, expresa que “las vacaciones pueden ser el momento para que la familia analice la posibilidad de generar un equilibrio de las tareas y que ese equilibrio quede durante lo que queda del año. O sea, que sea un hábito en la familia, no solo en las vacaciones”.
Un inconveniente que puede surgir es que la pareja que realiza menos labores hogareñas no esté tan abierta o abierto a modificar esta conducta. Si bien lo ideal es poder conversar sobre este tema, también puede ser que se requiera de terapia profesional para superar estos conflictos cuando no hay posibilidad de acuerdo.
Al respecto, la experta aconseja acudir a asistencia psicológica “si una de las partes ve que esto no es un problema, en el sentido de que no hay una repartición equitativa y yo sigo haciendo mi rutina (…) Cuando hay una de las partes que ve que esto es parte de la división de los roles de género y no puede verlo más allá. Tal vez un terapeuta, desde fuera, con una opinión más en perspectiva, pueda decir cuáles son los nudos del conflicto”.
Asimismo, la especialista acota que también hay que considerar que muchos hogares en Chile son monoparentales, y en particular hay muchas mujeres que son madres y crían en solitario.
“Es una realidad que sigue estando presente, muchas madres no tienen una red de apoyo y en ese sentido, puede ser que las vacaciones no sean necesariamente un tiempo de descanso”, recalca.
Ante esto y para que todos podamos disfrutar de las vacaciones, se debe fortalecer la corresponsabilidad, repartir las tareas de forma equitativa y buscar una red de apoyo que ayude a aliviar la carga que pueda surgir en este período.