Lamentablemente, en nuestro país es común la automedicación, una práctica que siempre puede resultar peligrosa para personas de todas las edades, y aun más en los niños y niñas.
En el caso de los menores de edad, es incluso más riesgoso darles algún medicamento sin prescripción médica. Y entre los fármacos que podrías tener en tu hogar, el que jamás deberías darle a un infante enfermo es el ácido acetilsalicílico o AAS, también conocido como aspirina.
Estas pastillas son riesgosas para los niños porque les incrementa radicalmente el riesgo de sufrir síndrome de Reye, una enfermedad hepática grave, si es que tienen una infección viral.
Al respecto, la clínica estadounidense Mayo informa que “si bien se desconoce la causa exacta del síndrome de Reye, existen varios factores que pueden influir en su desarrollo. Al parecer, se desencadena mediante el consumo de aspirinas para tratar una enfermedad o infección virales, en especial la gripe (influenza) y la varicela en los niños y adolescentes que tienen un trastorno no diagnosticado de la oxidación de ácidos grasos”.
En ese sentido, añade que este medicamento sí está aprobado para usarse en mayores de 3 años, pero que “los niños y adolescentes que se están recuperando de una varicela o de síntomas similares a los de la gripe nunca deben tomar aspirina”.
¿Qué es el síndrome de Reye?
El centro médico explica que se trata de “una enfermedad poco común, pero grave, que provoca inflamación en el hígado y en el cerebro. Afecta generalmente a los niños y adolescentes que se están recuperando de una infección viral, con mayor frecuencia la gripe y la varicela”.
Cuando se presenta esta condición, “el nivel de azúcar en la sangre del niño disminuye, mientras que los niveles de amoníaco y acidez en la sangre aumentan. Al mismo tiempo, el hígado puede hincharse y generar depósitos grasos. La hinchazón también se puede producir en el cerebro, lo que puede provocar ataques, convulsiones o pérdida del conocimiento”.
Los síntomas, que pueden aparecer entre 3 y 5 días después de una infección viral, incluyen diarrea y respiración agitada, en el caso de niños menores de 2 años, y en los mayores a esa edad, vómitos persistentes o continuos, y somnolencia o letargo inusuales.
La confusión, las convulsiones y la pérdida del conocimiento son los síntomas más graves y requieren de atención de urgencia. A ello se le suma una posible debilidad o parálisis en los brazos y las piernas, y un comportamiento irracional, agresivo o irritable.
Esta enfermedad puede ser mortal, por lo que es importante que, si sospechas que un niño o niña la tiene, deben acudir a urgencias de inmediato.