Durante los meses más fríos, las estufas que funcionan con parafina (kerosene) son una de las opciones preferidas por muchos chilenos para calefaccionar sus hogares.
Estas tienen algunos beneficios, como que son fáciles de usar y no resultan tan costosas de mantener como otros combustibles, lo que hace que sean bastante populares.
Pero como en muchos casos, igualmente puede resultar conveniente que tomemos algunas medidas si decidimos usarlas, para que nos mantengamos seguros y no corramos riesgos que son posibles de prevenir.
Uno de los consejos que entrega el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) respecto a los calefactores a parafina, es que tratemos de encenderlos y apagarlos fuera de la casa.
Durante esos momentos es cuando estos artefactos emiten mayor coltaminación, por lo que la ventilación puede prevenir problemas respiratorios.
En esa línea, María Angélica Palomino, médico de la Clínica Las Condes, recomienda no usarlas en espacios que sean muy pequeños y que no tengan ventilación, debido a que consumen bastante oxígeno y liberan CO2.
“Es muy importante mantener una ventilación permanente al exterior, con puertas y/o ventanas entreabiertas para incorporar oxígeno y controlar la humedad ambiental”, indica.
La especialista acota que, si no ventilamos adecuadamente, quienes estén en el interior podrían comenzar a presentar síntomas como cefalea, mareos y mayor sequedad en el sistema respiratorio.
Al respecto, el Sernac acota que es preferible no usar las estufas en lugares como baños o dormitorios, por la poca ventilación que hay allí.
También advierte que dejar una estufa encendida mientras dormimos, o cuando no hay nadie en la casa, puede ser un riesgo porque, si ocurre alguna falla y nadie está vigilándola, podría provocar un incendio.
Y si notas que tu estufa está emitiendo demasiado olor y te está provocando dolores de cabeza, te recomendamos realizarse una mantención o cambiarla.