El accidente cerebrovascular (ACV), infarto o ataque cerebral es provocada por la irrupción de la irrigación sanguínea al cerebro. Esta lesión se ha convertido en una de las emergencias médicas cardiovasculares más preocupantes dado su gravedad y las secuelas que podría dejar en los pacientes.
Según la enciclopedia médica Medline Plus, un ACV se ocasiona cuando un vaso sanguíneo se rompe en el cerebro, ocasionando un sangrado dentro de la cabeza. Esta emergencia médica se manifiesta con síntomas evidentes tales como problemas repentinos para hablar o caminar, así como parálisis de las extremidades o el rostro.
De acuerdo con el neurólogo Robert D. Brown Jr, experto de la prestigiosa Clínica Mayo, existen dos tipos de accidentes cerebrovasculares. Uno de ellos es el isquémico, el cual “se produce cuando el suministro de sangre que va a partes del cerebro se obstruye o reduce. Esto evita que el tejido del cerebro reciba oxígeno y nutrientes. Las neuronas cerebrales comienzan a morir en minutos”, explicó el especialista.
También, está el hemorrágico, “que se produce cuando un vaso sanguíneo del cerebro tiene un derrame o se rompe y causa un sangrado. La sangre aumenta la presión en las neuronas cerebrales y las daña”, detalló el doctor Brown.
Johana Parra, enfermera del IST (Instituto de Seguridad del Trabajo), explicó que las personas más propensas a sufrir este tipo de accidentes son aquellas con “una presión arterial alta”, sin embargo, también puede afectar a “fumadores, diabéticos, personas con el colesterol alto y obesidad. Además, influyen factores como la edad, el nivel de actividad física, beber alcohol en exceso y un estilo de vida sedentario”.
Señales de alerta de un accidente cerebrovascular
Es importante precisar que en esta emergencia médica los síntomas surgen de forma repentina y, generalmente, pueden ser más graves cuando acaba de suceder. También, puede ocurrir que el paciente empeore lentamente.
En este sentido, la enfermera del IST explicó que la señal de alerta más evidente es cuando la persona sufre una parálisis, tiene dificultades para hablar correctamente (e incluso repetir palabras), un intenso dolor de cabeza, confusión repentina y pérdida del equilibrio.
Sumado a los síntomas que se experimentan, el diagnóstico de los especialistas médicos se complementará con pruebas de imagen y exámenes de sangre.
Cabe señalar que más allá de las señales de alerta que el paciente pueda manifestar a la hora de presentar un ACV, es crucial acudir a un centro médico lo antes posible para iniciar un tratamiento que disminuya las secuelas que pueda dejar en el cuerpo.
Secuelas de un ACV y medidas preventivas
Las complicaciones que presente una persona dependerán únicamente de la cantidad de tiempo que el cerebro quede sin flujo sanguíneo y la zona que afecte. Entre las secuelas más graves están la discapacidad temporal o permanente del paciente.
Otras consecuencias que puede dejar un derrame en el cerebro es la pérdida de movimiento muscular, problemas para hablar o tragar, pérdida de la memoria, dolor, entre otros.
“Mientras más se demore en trasladar a la persona al servicio de urgencias, puede que el paciente quede con más secuelas posteriores al tratamiento. Si el accidente cerebrovascular no es tratado a tiempo, la persona corre riesgo vital”, explicó Parra.
Pese a todos los estragos físicos y psicológicos que pueden causar, los ACV se pueden evitar tomando medidas preventivas como controlar la presión arterial, adoptar una dieta rica en alimentos cardioprotectores, mantener un peso saludable y hacer ejercicio con regularidad. En caso de tener enfermedades de base, como diabetes e hipertensión, mantener los controles médicos al día.
Además, como recomendación de la especialista del IST, “lo principal es siempre estar informado con respecto a los síntomas, si la persona no sabe qué le está pasando, probablemente no recibe la atención médica oportuna. Estar informado puede ayudar a actuar rápidamente para evitar secuelas mayores”.