La Norma Chilena 3262 (NCh 3262) es una iniciativa que, desde 2012, promueve la igualdad de género dentro de las empresas, así como la conciliación de la vida laboral, familiar y personal de las y los trabajadores.
Se trata de una certificación que las organizaciones pueden obtener de manera voluntaria, luego de implementar ajustes que permitan la mejora continua en estas áreas.
“Su objetivo es incentivar a las empresas y promover la participación laboral femenina, y la corresponsabilidad parental. Desde el Ministerio de la Mujer hay apoyo para la certificación en esta norma. No es que la empresa la haga como cree que podría hacerse. Tiene características y pasos a seguir”, afirma Carolina Pérez, psicóloga y consultora de la gerencia de Cuidado y Desarrollo de IST.
Según informa el Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género (Sernameg), en uno de estos pasos las instituciones participantes deben constituir un “Comité de Género o Comité de Buenas Prácticas Laborales con Equidad de Género, que es el encargado de llevar adelante el trabajo del Sistema de Gestión en Igualdad de Género y Conciliación (Sigic), que lidera el trabajo de elaboración de un diagnóstico para detectar las brechas de género al interior de la organización”.
Algunos de sus ejes principales son “que se elimine la brecha salarial entre hombres y mujeres, que haya incentivos para el desarrollo de carrera, que mujeres estén en puestos de toma de responsabilidad, entre otros”, apunta Pérez.
¿Por qué es importante la NCh 3262?
Más allá de que sea voluntaria, la consultora de IST cree relevante considerar esta norma como una oportunidad para mejorar el bienestar de los colaboradores de cada organización.
“Esto es importante, porque la empresa tendrá trabajadores que están más conformes, que trabajarán más tranquilos y contentos. Se sabe que cuando hay una percepción de satisfacción, de propósito y de sentido en el trabajo, hay una mejor salud mental”, expresa Carolina Pérez.
Y recalca «al trabajar pensando en que mi empresa me da estas posibilidades, yo voy a estar más tranquilo. Y éstas, generalmente, son organizaciones más productivas”.
Además, hace hincapié en la brecha de género y cómo cada institución puede contribuir a disminuirla y anularla, eventualmente. En especial, considerando el retroceso que hubo en los últimos años.
“La pandemia relevó una gran cantidad de mujeres que dejaron de trabajar porque se cerraron los colegios y las salas cuna. Entonces, muchas de ellas tuvieron que dejar de trabajar. Hay estudios, como la encuesta CEP, el Termómetro de Salud Mental de la Universidad Católica y una encuesta del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), que habla de que esta renuncia de las mujeres en la pandemia se dio sobre todo en hogares donde había menores de 15 años; o sea, esas mujeres tuvieron que volver al cuidado no remunerado en la casa”, apunta la psicóloga de IST.
“Entonces, si logramos que en la organización se genere esta conciliación entre vida personal y trabajo, y que haya políticas para ello, va a ser más atractivo para las mujeres, va a subir su empleabilidad. Eso es un ‘ganar y ganar’”, acota la consultora.
Para conocer más sobre esta norma, ingresa al Sernameg o al Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género.