El mal agudo de montaña, popularmente llamado mal de altura, es una condición conocida porque suele afectar a quienes viajan a ciudades que están a más de 2.400 metros sobre el nivel del mar.
Pero no sólo la padecen los turistas: también aqueja a quienes les toca trabajar a mucha altura, como es el caso de quienes laboran en la minería en la zona norte de nuestro país.
Esta patología se da porque el cuerpo reacciona de forma adversa cuando, a mayor altura, se reduce la presión atmosférica y el oxígeno, explica la enciclopedia médica MedlinePlus.
Los síntomas que se pueden sentir, aparte de tener dificultad para respirar, son mareo o sensación de vértigo, náuseas o vómitos, fatiga, dolor de cabeza y pulso rápido (frecuencia cardíaca).
Otros signos, que pueden traer problemas a largo plazo, son dificultad para dormir y falta de apetito.
Según una investigación de la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso), realizada con expertos de la Universidad de Chile y la Universidad de La Frontera (UFRO), los empleados mineros que se desempeñan en Chile a una altura de entre 3.000 y 4.800 metros, sufren el mal agudo de montaña con una frecuencia 12 veces mayor en comparación a quienes lo hacen a menos de 3.000 m.
El estudio analizó a personas que laboraron durante 6 meses, en turno rotativos de 12 horas diarias en la modalidad 7×7 (7 días laborales y 7 de descanso).
De acuerdo a la indagación, las principales dificultades de salud que presentan estas personas son problemas neurocognitivos reversibles vinculados a la memoria y la concentración, a la presión arterial y 4,4 veces más alteraciones de sueño.
Cómo prevenir
El tratamiento primordial para superar esta enfermedad, indica MedlinePlus, es bajar del lugar y recibir oxígeno en un hospital. Sin embargo, cuando se trata de trabajadores que deben laborar en altura, descender no siempre es una opción.
Entonces, ¿qué se puede hacer en estos casos? La investigación de la Suseso propone que las mineras implementen medidas como siempre proveer de oxígeno a sus trabajadores, mejorar la preaclimatación antes de ascender y evaluar las alteraciones del dueño.
Por su parte, MedlinePlus aconseja ascender gradualmente, dormir a una altitud más baja cuando sea posible y asegurarse de poder descender rápido de ser necesario.
Asimismo, recomienda asegurarse de que no se tiene anemia, porque esta condición disminuye la cantidad de oxígeno en la sangre y, por tanto, puede empeorar el mal de altura.