Los riesgos de exponerse demasiado al Sol

En la primera y verano hay muchos más días soleados, lo que puede ser beneficioso para nosotros en varios sentidos.

En primer lugar, la luz solar estimula a nuestro cuerpo a producir vitamina D, la cual necesitamos para absorber el calcio y el fósforo, dos minerales esenciales para los huesos, indica la Biblioteca de Medicina de Estados Unidos.

Por otra parte, el hecho de que haya más iluminación natural también ayuda a combatir el trastorno afectivo estacional, también llamado depresión invernal, el cual sufren algunas personas a quienes les afectan emocionalmente y de manera profunda los constantes días nublados y/o lluviosos que se presentan durante el otoño y/o invierno.

Se desconoce la causa exacta de este trastorno, pero suele desaparecer con la llegada de la primavera o el verano y, en los meses más fríos y sombríos provoca síntomas como tristeza, sentimientos de desesperanza, pesimismo e irritación, pérdida de interés en actividades que antes se solían disfrutar y poca energía, entre otros, explica la Biblioteca de Medicina de Estados Unidos.

Estos beneficios los recibimos cuando tomamos sol de forma moderada, pues si nos exponemos en exceso a la luz solar, la situación puede cambiar: podríamos poner en riesgo la salud de nuestra piel.

El problema de esto es que el Sol emite radiación ultravioleta (rayos UV), la que puede perjudicar a la piel si la toca de forma directa por largos períodos de tiempo, siendo este efecto acumulativo.

El primer daño que esta situación puede ocasionar es producir quemaduras en nuestra piel. Cuando eso ocurre, los rayos UV invaden las células de la piel y pueden alterar procesos que afectan su crecimiento y apariencia, explica el portal de los Institutos de Salud de Estados Unidos.

En estas circunstancias, la piel usualmente se repara a sí misma, despojándose de lo dañado y creando una nueva capa. Pero lo complejo es que a medida que envejecemos, dicho procedimiento comienza a ralentizarse.

En ese sentido, la doctora M. José Martínez Galofre, dermatóloga de Clínica Las Condes, añade que los efectos del Sol sobre la piel son acumulativos.

“Tanto los efectos que llevan al cáncer de piel como al envejecimiento prematuro cutáneo son acumulativos” en el tiempo e irreversibles, por lo que “es fundamental comenzar a temprana edad con medidas educativas y preventivas”, detalla.

A largo plazo, la piel puede no ser capaz de sanar correctamente, y entonces comienzan a aparecer más arrugas y manchas permanentes de las que una persona a su determinada edad debería tener. Cuando alguien suele exponerse mucho al Sol, este proceso de sanación es aún más lento y se puede sufrir de envejecimiento prematuro.

Y eso no es todo: la exposición excesiva al Sol también aumenta el riesgo de padecer cáncer a la piel. Esta enfermedad se presenta cuando los rayos UV dañan tanto las células, que provocan que éstas se reproduzcan más rápido de lo normal, lo cual puede resultar en que se generen grupos adicionales de células llamados tumores.

Este cáncer usualmente comienza como una mancha en la piel, la cual empieza a extenderse hacia los tejidos adyacentes.

Una de las medidas que puedes tomar para protegerte del Sol es usar frecuentemente crema bloqueadora solar. Te invitamos a revisar esta nota para que conozcas consejos sobre cómo elegir un bloqueador adecuado.

Otros tips que podemos darte es que utilizar sombrero y anteojos de Sol, los que ayudan a bloquear la radiación, así como intentar ubicarse en lugares a la sombra y preferir ropa en colores oscuros y/o brillantes, que resguardan más.

Además, puedes visitar este enlace para conocer más sobre cómo protegerse de la radiación solar durante las jornadas laborales y qué dice la normativa al respecto.


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