El consumo de lácteos trae enormes beneficios en tu cuerpo, especialmente en el control de los niveles de colesterol en la sangre, disminuir la hipertensión y fortalecer los huesos en todas las etapas de la vida y, especialmente, durante la infancia, el embarazo y la menopausia.
La composición y valor nutritivo de los productos lácteos, radica en la presencia de proteínas de alta calidad, calcio y vitaminas.
El yogurt y leches fermentadas han demostrado que aportan grandes beneficios a nuestra salud, principalmente digestiva, gracias a los cultivos lácticos que contienen.
Por su parte, los quesos son una fuente importante de calcio y otros nutrientes; que los han convertido, junto con sus propiedades de sabor, en parte esencial de la dieta en muchas poblaciones.
Algunos estudios sostienen que tres porciones diarias de productos lácteos ricos en calcio ayudan a mantener un peso sano, y cuando es incluida en una dieta baja en calorías, puede aumentar la pérdida de peso y grasa corporal.
Los lácteos contienen un gran porcentaje de proteínas, sobre todo la caseína, responsable de la coagulación de la leche para formar el queso. No sólo eso, sino que también son las encargadas de cubrir las necesidades de aminoácidos del hombre, representando además un alto grado de digestibilidad y valor biológico.