Una de las cosas que recordamos con mayor felicidad de nuestras infancias sin duda es de aquellos momentos en los que nos divertíamos jugando con nuestros hermanos o amigos.
Pues bien, la actividad de “jugar” tiene una gran importancia en el desarrollo de la vida del humano. Quizás mayor de la que creías.
De hecho, el estudio Juego y Felicidad en la Infancia, elaborado por Imaginarium, señala que si se juega en familia, es mejor. Y si se hace con los padres, es incluso más beneficioso aún.
De acuerdo al sitio El País, Miguel González Durán, responsable de la investigación, señaló que “lo importante es que el tiempo que se pasa con los niños sea de calidad. Un tiempo para disfrutar”.
Agregó que los niños prefieren jugar con sus padres antes que los del tipo de interacción (pelota, escondite), los educativos o los digitales. “Los mejores juegos son los de mesa, ya que fomentan que padres e hijos se rían a carcajadas”, asegura Natalia Chueca, directora de marketing de Imaginarium.
A través de la Convención de los Derechos del Niño de 1959, la ONU declaró que “El niño tiene derecho al esparcimiento al juego y a participar en las actividades artísticas y culturales». Desde edades muy tempranas, el juego se transforma en un método de aprendizaje que permite describir, observar e interpretar el mundo.