La importancia de la amistad es fundamental para nuestras vidas, ya que gracias a los amigos podemos desarrollarnos tanto emocional como socialmente.
Es en esta interacción en la que por ejemplo los niños aprenden habilidades como las relacionadas con la comunicación, cooperación y la toma de decisiones.
Hasta los 7 años los amigos son circunstanciales, es decir, son con los que los pequeños se juntan a jugar en el la plaza, jardín, etc. A contar de los 9 años aproximadamente estos lazos se intensificarán.
A partir de los 10-12 años, los grupos de amistades se agrandan. En el caso de los hombres suelen girar en torno al deporte, mientras que las mujeres tienden a tener grupos más cerrados en los cuales se cuentan sus secretos. Pero entonces cabe preguntarse, ¿qué ocurre con nuestros amigos en la vida adulta?
Un estudio realizado por la Universidad de Concordia, Canadá, demostró que las amistades ayudan a las personas a reducir sus niveles de tensión, además de ver favorecidos sus sistemas de defensa. La misma investigación afirma que el hecho de tener amigos fomenta los buenos hábitos y produce satisfacción.
Por su parte, las amistades ayudan a las personas a llevar de mejor manera algunas enfermedades. Un estudio realizado en 2006 por la Universidad de California, en Estados Unidos, analizó el caso de 3 mil mujeres que padecían de cáncer de mama. El trabajo reveló que aquellas que no tenían amigas íntimas eran cuatro veces más propensas a tener un peor diagnóstico respecto a quienes tenían varias amistades.
A pesar de que durante la infancia y adolescencia acostumbramos tener varios amigos, lo cierto es que durante la adultez perduran aquellos con quienes el vínculo se ha logrado fortalecer a través del paso del tiempo.
El psicólogo Miguel Espeche, sostiene que las amistades “tienen cualidades muy diferentes de acuerdo a la edad. Y aunque la persona no queda determinada por sus amistades, sí queda marcada por ellas y por el lugar que ocupa en el grupo. Lo importante de la amistad es que es una relación que se basa en el afecto. No se trata del destino sino de una elección».
Evidentemente las responsabilidades que todos asumimos con el tiempo nos impide tener todo el tiempo que quisiéramos junto a nuestros amigos, razón por la que ya no será la cantidad sino la calidad de la amistad lo que estará en juego para conservar el vínculo.