Los meses de verano nos trajeron calor y rayos de sol que disfrutamos sobre nuestra piel, la cual, probablemente, no siempre protegimos de manera adecuada. Por lo mismo, nunca está demás prestar atención a aquellos lunares que podrían resultar peligrosos y que sería recomendable que fuesen revisados por un dermatólogo.
Los lunares son crecimientos sobre la piel que, de acuerdo a la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, se forman cuando las células que producen los pigmentos de la piel –llamadas melanocitos- crecen en grupo. La mayoría de las personas tiene entre 10 y 40 lunares en el cuerpo y se pueden desarrollar nuevos hasta los 40 años aproximadamente.
Por lo general, un lunar no es más grande que 5 milímetros (del tamaño de la goma de borrar de un lápiz), es redondo u ovalado y su superficie es uniforme, según reporta el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos.
El melanoma es uno de los cánceres más peligrosos que pueden afectar a la piel y a veces puede ser difícil determinar las diferencias entre un lunar atípico con un melanoma temprano, de hecho algunos melanomas se desarrollan a partir de un lunar atípico, de acuerdo al sitio SkinCancer. Algunos rasgos incluso no son visibles al ojo y el dermatólogo necesita revisarlo con un lente que permite ver las estructuras de la piel. Por esta razón, es recomendable visitar al doctor si existen dudas.
¿Qué tipo de lunares podrían ser sospechosos?
- Si presentan cambios de color, forma, textura o grosor. Como por ejemplo si su superficie se vuelve seca o escamosa, o se torna duro o grumoso.
- Si su diámetro es mayor a 6 mm o ha aumentado su tamaño.
- Aquellos que producen picazón o dolor.
- Si sangra o presenta secreciones.
- Si es asimétrico: una mitad no es igual a la otra.
- Los bordes son irregulares: desiguales, dentados o borrosos.
Muchas veces, los lunares atípicos se presentan en la espalda, pero pueden desarrollarse en cualquier parte del cuerpo, incluso en el cuero cabelludo. Para auto examinarse, se recomienda quitarse toda la ropa y pararse frente a un espejo y revisar todas las áreas de la piel, incluyendo aquellas que no son expuestas al sol (como debajo de las axilas), así como también el cuello, entre los dedos, las plantas del pie, detrás de las rodillas, etc.
Según explica el sitio SkinAnalytics, el lugar más común en el cual se presentan melanomas en los hombres es la espalda y en las mujeres, la zona inferior de las piernas.