Hígado graso

Hígado graso: las razones que pueden detonar esta compleja enfermedad hepática

Los alimentos que se consumen a diario pueden impactar directamente en su salud. Por ello, para muchas personas, es importante mantener una dieta balanceada y rica en minerales.

Al adoptar un régimen saludable y complementarlo con actividad física de manera periódica, se evitan complicaciones médicas riesgosas como el hígado graso.

En términos generales, esta patología se caracteriza por la acumulación de grasa en su estructura, de ahí su nombre, y existen dos tipos diferentes: no alcohólico y la esteatosis hepática alcohólica.

Generalmente, cuando el paciente tiene el hígado graso, puede experimentar cansancio y molestias leves en la zona abdominal. En casos más complejos podría presentar hinchazón, agrandamiento de los vasos sanguíneos y un color amarillento de los ojos y la piel.

En este sentido, el manual de medicina Merck especifica que esta afección “por lo general no causa síntomas. Algunas personas se sienten cansadas o tienen molestias abdominales vagas. El hígado tiende a aumentar de volumen, lo que puede ser detectado por el médico durante la exploración”.

Esta patología se produce cuando existe una acumulación irregular de un determinado tipo de grasa (triglicérido) en las células hepáticas. Aunque también puede estar relacionado directamente con el consumo excesivo de alcohol, anomalías metabólicas, el uso de determinados fármacos o el embazado.

Quienes tienen un mayor riesgo de sufrir esta enfermedad son aquellos individuos que padecen resistencia a la insulina, problemas de presión arterial alta, niveles elevados de colesterol en la sangre (triglicéridos y colesterol), personas mayores y pacientes con sobrepeso.

Las enfermedades hepáticas pueden ser silenciosas y evolucionar progresivamente. Si presentas señales que alerten de esta afección, es recomendable acudir a un especialista en salud para una evaluación. A través del análisis de sangre, ecografías o biopsias hepáticas (en casos excepcionales) se puede detectar si el paciente sufre de hígado graso.

No tratar a tiempo esta anomalía, puede desencadenar complicaciones médicas graves. Una de las mayores preocupaciones puede ser la aparición de una cirrosis -una cicatrización y daño progresivo del órgano-, fibrosis hepática o incluso cáncer.

Al detectar la causa exacta del problema, el siguiente paso es iniciar un tratamiento. Usualmente, los pacientes con hígado graso tienen que mantener un peso balanceado, dejar de beber alcohol y controlar las patologías crónicas que puedan padecer. También, se podría realizar un trasplante si el diagnóstico es grave y pone en riesgo la vida del paciente.

¿Cómo prevenir el hígado graso?

Lo forma más efectiva de evitar esta enfermedad es a través de la dieta. Incorporar una serie de alimentos ricos en vitaminas y minerales pueden ayudar significativamente a la salud y al funcionamiento del cuerpo.

Incorporar productos naturales y ricos en fibra pueden ayudar a reducir los niveles de colesterol y grasas en el organismo. Para ello, se aconseja visitar a profesional en nutrición para orientar el régimen alimenticio más adecuado.

Asimismo, complementar esta dieta sana con actividad física de manera regular, puede mejora el estado físico y controlar el peso de una persona.

Fuente: Manual de medicina Merck, MedlinePlus.


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