¿Alguna vez te pasó que, empeñado en tener un buen estado físico para el verano, te inscribiste en un gimnasio, y con el mejor de los ánimos comenzaste a entrenar 4 veces a la semana, pero tras un par de meses te aburriste y dejaste de ir? Es sumamente importante que sepas las consecuencias en tu cuerpo luego de hacer esto.
El sitio español El País publicó un artículo sobre las consecuencias de dejar la actividad física. “Cuando, por los motivos que sean, alguien detiene sus entrenamientos, acaba dándose cuenta de lo que cuesta ganar la buena forma física y lo rápido que se pierde”, señala Vanesa Sanz, directora del centro especializado en fisioterapia y entrenamiento personal, V21.
Si bien agrega que cuando se retoma el ejercicio, se recupera con mucha rapidez, esto puede ser más fácil para los deportistas de elite que para un principiante.
“Antes de agobiarse por si se ha perdido masa muscular o potencia cardiovascular, hay que plantearse qué y cómo se come mientras no se hace ejercicio. A veces el problema no es tanto dejar de ponerse las zapatillas, como que se sigue comiendo igual. Imaginemos una persona que debe ingerir 2.200 calorías diarias. Si come 2.300, pero quema 500 con ejercicio, poco a poco verá cómo pierde peso. En caso de seguir comiendo igual y no moverse, engordará”, asevera la especialista.
¿El dejar el entrenamiento, afecta a todas las personas por igual?
Pues no. Y los que no están acostumbrados a ejercitarse, son quienes se ven más afectados. Si llevas entrenando apenas dos meses, y dejas de hacerlo por 30 días, las mejoras cardiovasculares desaparecerán. Sin embargo, la potencia muscular ganada será conservada en un 50%.
La experta señala que no hay que darlo todo por perdido, por el contrario, se debe ser muy fuerte mentalmente. “Si aún no se había consolidado el hábito de integrar la actividad física en la rutina semanal, es fácil desmoralizarse, pensar que ‘esto del deporte no es para mí’ o que ‘no voy a volver a ser capaz’. Pero si se ha hecho hace unos meses, se puede volver a lograr”, agrega Sanz.
¿Cómo se debe retomar el ejercicio?
La especialista señala que será más fácil para quienes le habían encontrado el placer al entrenamiento. “Tienen la motivación de volverse a ver bien y saben que pueden hacerlo. Además se pican: si el de al lado puede, ¿por qué yo no?”, reconoce Sanz.
Por su parte, a los que llevaban poco les costará más. “El gimnasio se les vuelve aburrido, surgen mil excusas para no ir. Mi recomendación es que confíen en un entrenador personal, para que les ponga metas y evite las deserciones. Pero, sobre todo, que le busquen el lado divertido. Si el gimnasio te aburre, ¿qué tal salir a correr o jugar al paddle? Por mi experiencia, abandonan menos quienes hacen algo al aire libre que los que se centran solo en el gimnasio”, sostiene Sanz.