Tanto para apoyarse en el trabajo, como para pedir consejos o facilitar acciones cotidianas, cada vez más personas están utilizando plataformas de Inteligencia Artificial (IA). Según un Informe de la Organización Internacional del trabajo, la digitalización está impactando la forma en la que realizamos nuestras labores, relaciones personales y otros ámbitos.
Como explicó David González, gerente de modelamiento preventivo de IST, “la IA es más que hacer imágenes y videos divertidos o pedirle a chat GPT que haga una tarea. Las redes sociales, las rutas que seguimos cuando utilizamos Waze o Google Maps o cualquier aplicación trabajan con algoritmos que funcionan con esta, que gestionan la publicidad a la que somos expuestos”.
Esto, además, está modificando la formación de los profesionales. Por eso se deben gestionar riesgos potenciales, como la visibilidad bloqueada, los problemas de equilibrio, la fatiga visual y la sobrecarga cognitiva.
Impacto del uso cotidiano de la IA
En cuanto a los cambios que se están experimentando, González explicó que “eso no necesariamente implica que los puestos de trabajo van a ser eliminados, sino que van a ser reconfigurados (…) El impacto de la inteligencia artificial va a estar en cada una de todas las acciones que hagamos, hay que estar preparados para eso y obviamente una de las cosas que genera es que se produzca bastante ansiedad (también llamado tecnoestrés)”.
Respecto a dicho concepto, “habla acerca de cómo las personas viven la interacción con estas tecnologías. Uno de los ámbitos que genera más ansiedad es el de sentirse que uno se está quedando fuera. Y lamentablemente eso es uno de los fenómenos que en el mundo del trabajo se está haciendo más presente”, detalló.
En esa línea, desde el IST agruparon las consecuencias de la sobreexposición a la tecnología.
Riesgos asociados al uso de IA
-Riesgos físicos y ergonómicos: el uso de tecnología en exceso puede producir consecuencias en la postura de las personas. Asimismo, puede fomentar el sedentarismo y pausas limitadas.
-Riesgos psicosociales: el estar sometido a esta constantemente puede generar estrés por exceso de estímulos. También está la posibilidad de que haya soledad laboral y social; e intensificación de ritmos de trabajo.
– Interfaces avanzadas y seguridad: la existencia de robots y drones pueden provocar accidentes. Asimismo, el uso de tecnología puede producir accidentes de tránsito o en la vía pública por la distracción; y la realidad aumentada genera fatiga visual.
-Gestión del trabajo: en este sentido, los riesgos que existen son la automatización de las tareas, eliminación de descansos, y sesgos y discriminación algorítmica.
-Privacidad: los diversos mapas, donde se puede acceder a la ubicación; el exceso de alarmas y notificaciones; y el monitoreo constante, con cámaras y capturas de pantalla, pueden producir hipervigilancia digital.
En ese escenario, el gerente de modelamiento preventivo de IST, recomendó “ establecer estrategias para cómo vivir, convivir y seguir desarrollando la humanidad en este nuevo contexto. Una de las cosas más críticas es educar sobre la naturaleza que tienen cualquier tipo de modelo, de algoritmo o uso de sistemas de inteligencia artificial”.
Asimismo, recalcó que es necesario entender que los algoritmos presentan una realidad segmentada, lo que dificulta la diversidad y fragmenta las interacciones sociales.
“Para conectar con el ABC básico se debe generar espacios en los que estemos alejados de la tecnología. Pueden ser cosas tan cotidianas como cuando la familia se reúna a comer, o en pareja, dejar los teléfonos fuera. Lo mismo con planificar alguna u otra actividad en espacios libres, tratar de estar en contacto con la naturaleza, estimular nuestros sentidos con cosas que sean reales, como jugar un partido de fútbol, básquet, reírse un rato, compartir con otras personas», comentó.
“Estos son espacios que a uno lo protegen y efectivamente son la forma de desintoxicarnos de las nuevas tecnologías, y tenemos que aprender a hacerlo”, compartió, a modo de reflexión.