Nuevas cifras del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) han dado cuenta de la devastadora realidad que han debido enfrentar millones de mujeres de países en desarrollo, en cuanto a la salud sexual y reproductiva.
La pandemia de coronavirus ha disminuido de manera drástica el acceso a la salud en los países de menores ingresos, lo que ha traído consecuencias que ya están comenzando a verse.
Para empezar, la ONU calcula que 12 millones de mujeres en 115 países de renta baja y media, perdieron el acceso a los servicios de control de la natalidad, porque los recursos y la atención se desvió hacia la emergencia sanitaria.
Una consecuencia directa de esto es que en 2020 hubo 1,4 millones de embarazos no deseados.
Al respecto, Natalia Kanem, directora ejecutiva de la Unfpa, afirmó que “los embarazos no se detienen por la pandemia o por las crisis. Debemos asegurarnos de que las mujeres y las niñas tengan acceso ininterrumpido a anticonceptivos que salvan vidas y a medicamentos para la salud materna”.
Esta crisis pudo ser peor: la Unfpa estimaba que a inicios de la pandemia, unas 44 millones de mujeres podrían quedar sin acceso a salud sexual y reproductiva.
Para prevenir ese escenario, el organismo «consiguió financiamiento anticipado de los gobiernos, añadió más proveedores a su lista, supervisó los niveles de inventario mundial, transfiriendo los excedentes de existencias a países con necesidades urgentes, entre otras medidas”, indica la ONU.
De esta forma, entregaron anticonceptivos y otros suministros a millones de mujeres. «La comunidad internacional se unió para mitigar el peor de los casos”, señaló Kanem.
“Desde los gobiernos hasta los fabricantes y los proveedores de atención médica, las cadenas de suministro mundiales de anticonceptivos modernos han demostrado su capacidad de recuperación y, en gran medida, logrando hacer frente al desabastecimiento de los primeros días”, añadió.