Calidad versus cantidad: por qué sería más beneficioso dormir “bien” por sobre dormir “mucho”

Mucho se ha hablado sobre la importancia de las horas de sueño. Expertos y organizaciones han recomendado con frecuencia que los adultos deberían dormir entre 6 y 8 horas, para así tener la energía suficiente para la siguiente jornada, mantener una buena salud y un buen desarrollo cognitivo.

Sin embargo, ¿qué pasa cuando esas horas de sueño no son reparadoras? ¿Qué sucede si son interrumpidas? La cantidad, como en muchas otras áreas, no siempre es equivalente a calidad y en el sueño eso se cumple a cabalidad.

Algunos especialistas recomiendan cumplir ciclos de sueño: podríamos dormir menos horas, pero si son ininterrumpidas, sería un descanso más reparador y que nos podría permitir tener mayor energía al día siguiente, además de ayudarnos con nuestro constante proceso de aprendizaje y crecimiento a nivel mental.

A partir de los consejos de expertos, te dejamos una lista de tips que podrían ayudarte a conseguir un sueño más reparador, enfocándote en que tu cuerpo descanse de la mejor forma:

1- Comidas ligeras antes de dormir

Este es un consejo que muchos expertos han anunciado, pero que no todos le tomamos el peso. Los alimentos que consumimos antes de ir a la cama influirían en cómo dormimos por el simple hecho de que podrían causar flatulencias, pesadez de estómago o mantener muy activos los órganos internos.

En ese sentido, algunas de las comidas por las que podemos optar son: ensaladas, sopas, tortillas, pescados y carnes magras. Mientras tanto, los alimentos a evitar serían: aquellos que tengan exceso de sal, frituras, quesos, embutidos, lácteos y harinas.

2- Actividad física en la tarde, pero no en la noche

Hacer deporte es siempre muy recomendado por sus múltiples beneficios, entre ellos que nos da energía y nos mantiene activos.

No obstante, realizar actividad física antes de acostarse podría espantar el sueño por las misma razones.

3- Acostarnos una hora antes y seguir el horario solar

Aunque suene un poco obvio, muchas veces lo mejor sería que seamos lo más activos posibles durante el día y que durmamos durante la noche, cuando la luz del sol se ha ido.

Pequeñas descoordinaciones en este ámbito, como en los fines de semana, pueden producir leves insomnios que afectan la calidad de sueño que obtenemos cuando comienzan los días hábiles.

Un consejo que podría servirte es que intentes acostarte una hora antes al final del día, cuando ya sabes que es momento de descansar.

4- Desconectarse

Es una de las recomendaciones más útiles, pero también de las más difíciles de cumplir. Si bien dedicamos la mayoría del día a actividades y responsabilidades como el trabajo, los estudios, entre otros, en ocasiones sería aconsejable el desconectarse de las obligaciones al terminar nuestra jornada y volver a casa.

La invitación es a disfrutar de nosotros mismos, de la familia y dedicarnos a descansar y a realizar actividades libres que nos relajen y lleven nuestra mente a otros lugares que no sean necesariamente las responsabilidades. Conseguir un buen descanso puede ser más fácil de este modo.

5- Un dormitorio adecuado

Un elemento que podría afectar nuestro descanso es el lugar donde dormimos. A veces estar en un ambiente desordenado, no aseado apropiadamente, muy ruidoso u otros aspectos similares, puede provocar estrés en una persona.

Para ayudar en este aspecto, podemos generar un espacio limpio, ordenado, con buena ventilación, que sea silencioso por las noches y, en lo posible, evitar el uso de espejos que den directamente a la cama.


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