El impacto de la pandemia en la salud mental de miles de personas continúa visualizándose hoy en día. Distintas emociones aparecieron con más frecuencia el día a día de los trabajadores, tales como la incertidumbre, ansiedad, miedo o tristeza.
En nuestro país, la situación de algunos podría no estar clara debido a que varios no tienen la costumbre de acudir con frecuencia a terapias psicológicas, sienten vergüenza de pedir ayuda, no tienen acceso por motivos económicos u otros motivos personales.
O también podría ser que simplemente no se dan cuenta que han llegado a un punto en que se beneficiarían de recibir ayuda de un experto de la salud.
¿Cómo saber cuándo necesitas acudir a un profesional? Patricia Alarcón, psicóloga y gerenta de Desenvolvimiento Humano del Instituto de Seguridad del Trabajo (IST), entrega claves que pueden guiarte en este aspecto.
Intensidad, frecuencia y cómo eso afecta la rutina
Patricia Alarcón expresa que no hay un criterio exacto para determinar cuándo necesitamos asistencia profesional, pero sí hay orientaciones que nos pueden ayudar a determinarlo. Son tres pasos: intensidad, frecuencia y cómo empieza eso a afectar la vida de uno.
La experta explica que la frecuencia es uno de los pasos más evidentes, es decir, cuando notamos que sentimos ciertas emociones o tenemos comportamiento que no son aislados, sino que se vuelven mucho más comunes en nuestro día a día.
“¿Qué significa esto? Si yo, de lunes a viernes en que estoy trabajando, hay un día en que estoy más irritable o más ansioso, pero al día siguiente viene otro estado distinto y me siento mejor, se puede entender que es parte de la ola emocional en la que estamos, que va y viene, y vamos compensando”, relata.
“¿Cuándo nos tenemos que preocupar? Cuando nos damos cuenta que todos los días me estoy sintiendo así. O sea, de los cinco días, durante cuatro me sentí así, y a la siguiente semana fueron todos los días. Entonces, empiezo a ver que comienza a ser una emoción permanente en mí, que no pasa. Por lo tanto, se vuelve permanente y aumenta la frecuencia”, añade.
Para ejemplificar, Alarcón recalca que “si llevo más de un mes no pudiendo dormir, tengo que consultar. Si llevo más de un mes sintiéndome muy triste y con dificultad para levantarme en las mañanas, tengo que consultar. Si algunos días de la semana estoy así, pero otros días me levanto con más ánimo, puede ser parte del proceso de adaptación”.
Respecto a los otros pasos, que tienen un vínculo estrecho, explica que “si esa intensidad está afectando mi rutina, lo que yo solía hacer. Por ejemplo, yo solía organizarme en la mañana y sacar ciertos trabajos, unos días tengo mayor rendimiento y otros menos, es parte de nuestras fluctuaciones. Pero si yo veo que no saco nada en las mañanas, que afecta lo que yo solía hacer, entonces ahí también tengo que consultar”.
Es importante escuchar a nuestros cercanos
La gerenta de Desenvolvimiento Humano del IST también remarca la importancia de escuchar a la gente que nos rodea, porque ellos nos ven desde otra perspectiva. Y es que en ocasiones puede que nosotros mismos no notemos nuestros cambios anímicos o de comportamiento.
“A veces uno no se da cuenta porque está muy en el automático de vivir y de sacar adelante el día a día. Pero los otros, la familia, los cercanos, los compañeros de trabajo te pueden decir ‘oye te he notado últimamente súper agotado, estás teniendo dificultades para concentrarte o te veo muy bajoneada’. Los otros a veces nos dan luces de lo que tenemos que poner ojo”, dice.
“Y quizás la primera acción no sea directamente consultar, sino que es darte cuenta”, destaca Patricia Alarcón.