Un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha revelado cifras preocupantes sobre la disminución paulatina en la audición de las personas a nivel mundial, con predicciones poco alentadoras para el futuro.
El Informe Mundial sobre la Audición, publicado en marzo por la entidad de Naciones Unidas (ONU) ha dado cuenta de que actualmente hay alrededor de 1.500 millones de personas que sufren de algún tipo de pérdida auditiva, de las cuales 430 millones requiere rehabilitación.
Los expertos creen que ese número seguirá aumentando y que, en 2050, una de cada cuatro personas en el mundo, casi 2.500 millones, vivirá con algún nivel de pérdida auditiva, cita el sitio web de la ONU.
La principal causa del decaimiento en la audición de la población, de acuerdo a la OMS, sería la falta de acceso a servicios de salud en el área otológica, referente a los oídos, en muchas partes del mundo, así como la baja cantidad de profesionales especialistas en el tema.
“La deficiencia más evidente en la capacidad de los sistemas de salud afecta a los recursos humanos. Aproximadamente el 78% de los países de ingresos bajos cuentan con menos de un otorrinolaringólogo por cada millón de habitantes; el 93% tiene menos de un audiólogo por cada millón de personas; solo el 17% tiene uno o más logopedas por cada millón, y solo el 50% dispone de, al menos, un maestro para sordos por cada millón de habitantes”, indica la OMS en su sitio web.
“En la mayoría de los países, estos servicios no están integrados en el sistema nacional de salud y las personas que presentan enfermedades del oído y pérdida auditiva encuentran dificultades para acceder a ellos. Además, este acceso no se mide ni se documenta suficientemente y los sistemas de información de salud carecen de indicadores pertinentes con ese fin”, añade.
Otra causa de este problema es que muchas personas desconocen cómo prevenir de forma efectiva problemas a la audición y los prejuicios existentes hacia quienes tienen dificultades para oír.
En ese sentido, la entidad explica que “la falta de información precisa y las actitudes estigmatizadoras en torno a las enfermedades del oído y la pérdida auditiva suelen limitar el acceso de las personas a la atención a estas afecciones. Es incluso habitual que los propios profesionales de la salud carezcan de conocimientos sobre la prevención, la detección temprana y el tratamiento de la pérdida auditiva y las enfermedades otológicas, lo cual dificulta su capacidad para brindar la atención requerida”.
Cómo prevenir el problema
Para poder evitar que los problemas de audición aumenten a futuro, la OMS afirma que es vital prevenir tempranamente con medicina ya existente en el mercado y también detectar las enfermedades a tiempo.
“En la niñez, casi el 60% de los casos de pérdida de audición se deben a causas que pueden prevenirse mediante medidas como la vacunación para prevenir la rubéola y la meningitis, la mejora de la atención materna y neonatal y el cribado y el tratamiento temprano de la otitis media (es decir, las enfermedades inflamatorias del oído medio)”, detallan.
Mientras que, en los adultos, «la limitación de los ruidos, la escucha sin riesgos y la vigilancia de la posible ototoxicidad de los medicamentos, junto con una buena higiene otológica, pueden ayudar a mantener una buena audición y a reducir los riesgos de perderla”.
Respecto al pronto diagnóstico, aseguran que “la mayoría de las enfermedades del oído se pueden curar con un tratamiento farmacológico o quirúrgico y, en muchos casos, se revierte la tendencia y se recupera audición”.
Incluso en casos de pérdida irreversible, existen técnicas de rehabilitación que permiten a las personas adaptarse de forma adecuada y cómoda.
Pero para que estas medidas de prevención y rehabilitación se ejecuten a tiempo, la Dra. Bente Mikkelsen, directora del Departamento de Enfermedades no Transmisibles de la OMS, recalca que “los países deben adoptar un enfoque integral centrado en las personas, para que todas aquellas que los necesiten se puedan beneficiar equitativamente de los progresos y las soluciones de que disponemos. Es fundamental integrar estas intervenciones de asistencia a las personas con problemas otológicos y de audición en los planes nacionales de salud».