Con el verano cada vez más cerca, muchas personas eligen usar hawaianas por tratarse de un calzado liviano que hace sentir los pies más frescos y menos encerrados. Además, son sencillas, cómodas y se ven bien con las tenidas informales del fin de semana. Sin embargo, esta aparente comodidad podría no ser del todo compatible con la salud.
El sitio LifeScience cita una investigación de la Universidad de Auburn, en la cual se determinó que las hawaianas alteran el modo en el que se camina. Este cambio es sutil: por lo general cuando las personas usan hawaianas dan pasos más cortos y giran sus tobillos hacia adentro para impedir que se les salga o caiga el zapato. Y esta modificación en la forma de caminar podría derivar en problemas a la planta, talón y tobillo.
Las personas a cargo de la investigación concluyeron que el uso casual de este tipo de zapatos no es perjudicial, como sí lo es su uso frecuente.
Según señaló al diario electrónico Huffington Post, la especialista Jacqueline Sutera, médico experta en podología y cirugía en Nueva York, las sandalias son consideradas un calzado de alto riesgo para los pies. Esto se debe a que la mayoría de las hawaianas “son demasiado planas, delgadas y muy abiertas”, la experta agregó que esto último además expone al pie directamente al medioambiente y no entrega soporte al arco o amortiguación.
Además, la correa que va entre los dedos también es peligrosa porque fuerza a los músculos de los dedos a hacer un esfuerzo extra para agarrarse. Y cuando el dedo gordo se asoma por afuera de la sandalia aumenta el riesgo de sufrir una fractura en él.
En efecto, los expertos advierten que el uso de este tipo de calzado podría causar inflamación, tendinitis, dolor en el talón, tirones, fracturas y lesiones externas porque los pies quedan más expuestos.