De seguro en más de alguna ocasión has tenido una herida que a los pocos días termina transformándose en una costra. Y aunque para muchos la tentación por arrancarla puede ser grande, los expertos aconsejan no hacer esto.
Lo primero que hay que tener en cuenta es la función que cumple en nuestro organismo. Tal como recoge el portal Official Press, la costra corresponde al endurecimiento de las secreciones de la herida, para estimular la creación de nueva piel.
En ese sentido, es importante tener presente que forma parte de un mecanismo de defensa de las estructuras interiores inmaduras, para así impedir que durante el proceso de cicatrización se pierda agua y proteínas hacia el exterior.
De esta manera, se fabrican nuevas células de la piel que ayudarán a reparar la rasgada. Los glóbulos blancos atacan cualquier germen que eventualmente haya podido entrar, deshaciéndose además de las células muertas de la sangre que puedan estar cerca de la herida.
Según explicó al portal César Noval, director médico de la clínica Noval Plastic Surgery Institute de España, las costras no deberían ser arrancadas por las personas, sino que el propio organismo tiene que eliminarlas de manera natural.
Eso sí, también está la posibilidad de ayudar al proceso de cicatrización, aportando hidratación a la herida, por ejemplo, a través de cremas hidratantes.
Al respecto, el sitio especializado Kid’s Health indica que generalmente las costras se salen después de una o dos semanas. Y aunque puede ser difícil no rascarse esa zona, lo ideal es no tocarla ya que si la arrancas, puedes interrumpir el proceso de reparación, desgarrando nuevamente la piel, lo que hará que tarde más en cicatrizar y puede provocar que te quede una marca en el área.