Conocidos por muchos como “piedras”, los cálculos renales son pequeñas masas duras de minerales y sales que, cuando están en exceso en nuestra orina, se acumulan al interior de los riñones, se cristalizan y se endurecen, explica la enciclopedia médica MedlinePlus.
El calcio (generalmente en hombres de entre 20 y 30 años), el oxalato (presente en alimentos como las espinacas y en suplementos de vitamina C), el fosfato, el carbonato, la estruvita (que se da cuando una mujer tiene infección urinaria) y el ácido úrico son algunas de esas sustancias.
Un factor de riesgo común, es decir, que puede aumentar las probabilidades de tener cálculos, es no tomar suficiente líquido y botar menos de 1 litro de orina al día. Así que un método efectivo y simple para prevenirlos es aumentar el consumo de agua, acota la clínica estadounidense Mayo.
Por otra parte, algo complejo respecto a los cálculos es que pueden no presentar síntomas hasta que se trasladan a los uréteres, que son los tubos a través de los cuales la orina baja hacia la vejiga. Cuando eso ocurre, usualmente comienzan a presentarse fuertes dolores, momento en que muchos acuden a urgencias y los descubren.
Estos dolores pueden sentirse en la zona abdominal, a un costado de la espalda, hacia la ingle, en los testículos en los hombres, los labios íntimos (dolor vaginal) en las mujeres y/o al orinar. Su intensidad fluctúa a lo largo del día.
Además del dolor, la orina podría tener un color anormal o incluso presentar rastros de sangre, y podrían sentirse ganas de ir al baño con demasiada frecuencia. Síntomas físicos de otro tipo pueden incluir escalofríos, fiebre, náuseas y vómitos.
Si has estado presentando este tipo de signos, te recomendamos acudir a un médico para que compruebe tu situación.
Entre los tratamientos que un especialista puede recetarte están el tomar fármacos para ayudar a disolver las “piedras” y remedios para aliviar los dolores.