Tomar un té calentito en los días fríos del otoño e invierno es un favorito de muchos, pero podría ser conveniente que no lo bebamos cuando está hirviendo, sino que esperemos a que se enfríe un poco antes de consumirlo.
Esto lo recomienda un estudio científico realizado por académicos de universidades en el Reino Unido, Estados Unidos e Irán, y citado por la cadena CNN, en el cual concluyeron que tomar té hirviendo podría aumentar el riesgo de tener cáncer al esófago.
Esta consecuencia podría ocurrir específicamente cuando alguien toma más de 700 ml de té al día (como dos tazones grandes), a una temperatura mayor a los 60 ºC.
Y para que tengas un punto de referencia: en circunstancias normales, el punto de ebullición del agua suele ser a 100 ºC, de acuerdo a la U. Nacional Autónoma de México.
Según el estudio, quienes tomaban esa cantidad de té hirviendo al día podían presentar un 90% más de riesgo de cáncer al esófago que quienes tomaban menos y a menor temperatura.
El cáncer de esófago es el tercer cáncer más común en el mundo y suele ser fatal. Se estima que aproximadamente 400 mil personas mueren cada año por esta enfermedad, según CNN.