Un problema de la cuarentena: cómo obtener vitamina D si no podemos salir a tomar sol

La vitamina D es esencial para mantenernos saludables, porque ayuda a nuestro cuerpo a absorber el calcio, mineral principal que forma los huesos y previene los problemas óseos.

Ésta también juega un rol primordial en el sistema nervioso, muscular e inmunitario, indica la enciclopedia médica MedlinePlus.

La principal forma en que obtenemos vitamina D es cuando nos exponemos a la luz solar: nuestro cuerpo la genera cuando los rayos entran en contacto con nuestra piel.

De acuerdo a MedlinePlus, expertos han sugerido que tomar unos pocos minutos de sol al día, procurando que llegue directamente a nuestra cara, brazos, espalda y/o piernas, es suficiente para que nuestro cuerpo produzca la vitamina D que necesita.

Pero la cantidad de tiempo que nos exponemos al sol depende de cada persona, porque en el proceso influyen factores como la edad (los mayores de 71 años necesitan más que el resto, por ejemplo), el lugar donde se vive (si los días nublados son frecuentes, es peor) o del tono de piel (los colores oscuros protegen naturalmente de los rayos UV y, en consecuencia, reducen la cantidad de luz solar que penetra en la piel).

Y durante la pandemia por coronavirus, en que muchas personas han pasado semanas encerradas dentro de sus casas y sin salir ni al patio, evidentemente se ha reducido el tiempo que pasan expuestos al sol. Ello puede ocasionar que comiencen a disminuir los niveles de vitamina D.

¿Cómo podemos mantenernos saludables en este aspecto? Lo mejor es intentar tomar luz directa del sol, aunque sea a través de una ventana abierta, por varios minutos cada día.

Asimismo, podemos ingerir productos que han sido artificialmente fortificados con vitamina D, porque hay muy pocos alimentos que la contienen de manera natural, sostiene MedlinePlus.

Los alimentos más comunes que han sido reforzados en este sentido son la leche y otros lácteos (yogurt, queso, etc.), los cereales para el desayuno, el jugo de naranja, la margarina y las bebidas de soya.

Y en fuentes naturales, los que tienen más son los pescados grasos (atún, salmón y caballa). También podemos hallar una pequeña cantidad en el hígado de vacuno, el queso, las yemas de los huevos y los champiñones (que han sido expuestos a luz ultravioleta).


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